Ayer fue dada a conocer la noticia de que la empresa de inversiones MicroStrategy Inc., que está en camino de transformarse de una empresa de software a un almacenador de bitcoins, ha realizado una exitosa oferta de sus bonos de "basura" a una baja tasa de crédito, dando así a los inversores una nueva forma de invertir en criptomonedas.
De inmediato en Wall Street surgieron escépticos de esta recaudación de fondos, y esto es comprensibles. Si el crecimiento potencial del bitcoin, en el que la empresa fervientemente cree, es tan real, ¿para qué emitir pagaré para recaudar fondos? ¿No sería más fácil para un potencial inversor comprar bitcoin y esperar a que "suba a los cielos"? Es difícil responder a esa pregunta, aunque teniendo en cuenta que MicroStrategy organizó una subasta con gran facilidad y recaudó la suma que necesitaba para seguir comprando bitcoins, es evidente que también hay demanda de ese instrumento. Es sorprendente que, tras el anuncio de la subasta de 400 millones de dólares, el número de solicitudes fuera mucho mayor. No obstante, la empresa no tardó en hacer frente a esto, aumentando la oferta a 500 millones de dólares, fijando un precio más bajo.
Es posible que algunas de las solicitudes provengan de inversores que quieren tener acceso a bitcoins, pero que no pueden comprar directamente monedas digitales debido a la complejidad de una serie de detalles: compra, almacenamiento, anonimato, seguridad, etc.
En el gráfico mostrado, se puede ver que las acciones se mueven directamente con el precio del bitcoin y dependen en gran medida de él. Pero también hay quienes no ven que sea un gran problema. Teniendo en cuenta que muchos inversores no tienen acceso directo al mercado por una u otra razón, especialmente los grandes operadores que no quieren "relucir" en el mercado de ninguna manera, la compra de bonos representa una buena oportunidad para invertir de forma más "segura" que comprando directamente.
Mientras no haya un ETF para las criptodivisas, este tipo de operaciones "golpearán" muy bien el mercado. La SEC ya ha pospuesto varias veces la tan esperada decisión sobre los ETF, y la próxima revisión de las solicitudes debería tener lugar a mediados de este mes. Sin embargo, como muestra la práctica, es probable que el procedimiento se prolongue durante más tiempo.
Los expertos señalan que la deuda corporativa, al igual que los ETFs respectivamente, constituyen un juego limpio y transparente para un gran número de inversores institucionales. Los bonos de MicroStrategy a siete años con rendimientos superiores al 6%, frente al 1,5% de los bonos del Tesoro estadounidense de referencia a 10 años, es una rentabilidad bastante buena para un bono emitido por una empresa con perfil crediticio. Ahora bien, si se observa el rendimiento del propio bitcoin en los últimos siete años, la subida ha sido del 5.500%.
De ahí surge la pregunta: ¿tiene sentido comprar bonos basura a una tasa tan baja en comparación con la tasa de crecimiento histórica de la primera criptomoneda del mundo? Dónde invertir, cada uno elige por sí mismo.
En lo que al riesgo se refiere, la propia empresa apuntó que los compradores de sus bonos están protegidos por el actual flujo de fondos positivo de la empresa, su propiedad intelectual y su software, y los propios bitcoins, que se comprarán una vez cerrada la ronda de inversión. Según la empresa, sus bonos son interesantes para el inversor tradicional que cree en los fundamentos del negocio digital y en la cobertura de riesgos.
En cuanto al panorama técnico del bitcoin, los alcistas consiguieron rebotar desde un mínimo importante de 31.000 dólares, y ahora el nuevo reto para ellos será la resistencia de 36.300 dólares, de la que depende mucho. Si el bitcoin no logra superar este rango en un futuro próximo, en el mercado se empezará a hablar de un nuevo mercado bajista, que acabará por romper el nivel de 31.000 dólares y abrirá un camino directo hacia los mínimos de 25.800 y 21.700 dólares. Si el bitcoin consigue afianzarse en los 36.300 dólares, entonces su reciente caída sólo quedará en la mente de los inversores, que confían en que la primera criptomoneda del mundo pueda superar la importante resistencia de los 41.100 dólares, a la que aún no ha llegado este mes. La superación de esta zona le permitirá probar los máximos de 46.700 y 52.000 dólares.
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