Los precios del petróleo cayeron ayer bruscamente. Pero antes de esa caída, se produjo un salto al nivel más alto en más de seis años después de que una pelea entre Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos provocara una disputa. La subida se transformó en horas en un descalabro por el temor a que una ruptura de las conversaciones pueda provocar también un aumento del suministro de petróleo.
En opinión de banqueros y ejecutivos de la industria petrolera, los productores estadounidenses de esquisto aprovecharon el repunte inicial para fijar los precios.
Semejantes oscilaciones pusieron de manifiesto que las discrepancias internas del cártel amenazaban la estabilidad de la recuperación económica mundial con tan importantes preocupaciones inflacionistas, además de atentar contra la reputación del grupo como gestor más fiable de los mercados petrolíferos.
Los desacuerdos imprevistos sobre la medida de los recortes de producción rompieron el acuerdo preliminar de aumentar la producción y se convirtieron rápidamente en una disputa personal y pública entre los EAU y Arabia Saudí.
La vez anterior que los dos países estuvieron en conflicto, en diciembre de 2020, los EAU habían planteado la idea de salir del grupo. Esta disputa terminó con una tregua entonces, pero la ruptura de las negociaciones esta vez fue tan grave que la OPEP ni siquiera pudo acordar una fecha para la próxima reunión.
Ayer, Saudi Aramco subió los precios del crudo árabe ligero de agosto, así como los de otras calidades.
Pero tal vez la falta de un acuerdo haga bajar finalmente los precios porque los países lucharán por su posición y empezarán a aumentar los volúmenes de producción.
