Los trágicos sucesos de Kabul, en los que murieron varias decenas de personas, afectaron ayer a los mercados bursátiles, al tiempo que aumentaba la demanda de activos de refugio. El oro volvió a subir de valor.
El 26 de agosto fue un día negro para la capital afgana. El jueves, una serie de explosiones estallaron en diferentes partes de Kabul, que, según la información preliminar, causaron la muerte de al menos 100 personas. El grupo terrorista IS reivindicó la autoría de las explosiones.
La acalorada situación geopolítica en Afganistán cambió el estado de ánimo en el mercado de valores estadounidense, que antes había estado en plena euforia durante 4 sesiones seguidas. Los inversores volvieron a dar la espalda a los activos de riesgo en favor de instrumentos financieros seguros como el oro.
El metal amarillo también se vio favorecido por las últimas estadísticas del mercado laboral estadounidense. Los datos de la semana pasada revelaron que las solicitudes de subsidio de desempleo en EE.UU. aumentaron en 4.000, hasta 353.000. Esta cifra supera las previsiones de los economistas, que esperaban un aumento hasta 350.000.
El principal metal precioso después de recibir un fuerte apoyo concluyó la sesión a 1.795,2 dólares en el COMEX de Nueva York. El precio subió en 4,20 dólares, o un 0,2%, desde el miércoles, cuando registró su mayor caída (1%) en más de dos semanas.
El oro alcanzó un máximo de 1.800,40 dólares en la jornada de ayer. Sin embargo, el lingote no pudo consolidarse por encima del nivel clave, ya que varios factores lo presionaron a la baja.
El jueves, el rendimiento de los bonos estadounidenses a 10 años aumentó hasta el 1,35% y se mantuvo durante el día cerca del nivel más alto en 2 semanas. Por su parte, el dólar también mostró una dinámica positiva. Al atardecer, su índice subió un 0,2%, inspirado por los comentarios de los funcionarios de la Reserva Federal de Estados Unidos.
Ayer, Esther George, presidenta del Banco de la Reserva Federal de Kansas City, declaró que el crecimiento económico de EE.UU. ya ha progresado sustancialmente, lo que sirve de señal para empezar a reducir las compras de activos.
James Bullard, director de la Fed de San Luis, se mostró aún más convincente. Al hablar del tapering, insinuó que los banqueros centrales han alcanzado por fin un consenso y han empezado a desarrollar un plan.
Las palabras del Sr. Bullard ayudaron a reforzar en cierta medida la teoría de que en el simposio de Jackson Hole, el regulador podría anunciar el momento exacto del inicio de la reducción de las compras mensuales de activos, y que se adelantarán. Estas perspectivas son buenas para el dólar.
Paralelamente, existe otro punto de vista que ayuda a que el oro se fortalezca. Teniendo en cuenta el riesgo actual de desaceleración económica debido a la proliferación del coronavirus Delta, la Fed podría indicar que es necesario reducir sus compras de activos a largo plazo sin mencionar un calendario concreto.
Hay que recordar que el foro de Jackson Hole comenzó ayer y se prolongará hasta mañana. El evento culminará con el discurso del presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, previsto para hoy. A la espera de los comentarios del presidente de la Reserva Federal, el estado de ánimo en los mercados es elevado.
Los inversores ahora esperan indicios de cómo el banco central pretende ajustar su política monetaria: si pretende subir las tasas de interés bruscamente para luchar contra la inflación o normalizar gradualmente la tasa.
El analista de mercado de ThinkMarkets, Fawad Razakzada, se inclina por el segundo escenario. Considera que la presión de los factores temporales que están impulsando la inflación debería disminuir en los próximos meses. Por esta razón, el regulador no recurrirá a medidas de emergencia.
En opinión del experto, el precio del oro seguirá teniendo un apoyo fundamental y, por tanto, podrá realizar un fuerte movimiento al alza. A medio y largo plazo, F. Razakzada ve un potencial de crecimiento del metal hasta los 2.000 dólares e incluso más.