Esta semana, el ministro de Economía alemán, Robert Habeck, dijo en una entrevista con WirtschaftsWoche que el país podría capear los efectos de una posible suspensión del suministro de gas de Rusia bajo tres condiciones: que llene sus instalaciones de almacenamiento de gas antes de que comience la próxima temporada de calefacción, que termine de incorporar su capacidad de importación de GNL prevista, y que los alemanes reduzcan su consumo de energía. Alemania tiene planes para cuatro terminales flotantes de importación de gas natural licuado, y si dos de ellas se conectan a la red antes del comienzo de la próxima temporada de calefacción, Alemania podría pasar el invierno en caso de que Rusia corte las entregas de gas. Precios del gas en Europa cotizan alrededor de $1,115:
Alemania es el mayor importador de gas natural ruso, lo que lo coloca en una posición desafiante cuando se trata de diversificar las fuentes de gas. Debido a la disposición de EE. UU. para suministrar GNL a Europa, Alemania ha comenzado a construir terminales de importación con urgencia, y también ha tratado de negociar entregas desde Qatar. Sin embargo, esas negociaciones se toparon con un muro recientemente, ya que las dos partes parecían tener importantes diferencias en términos como la duración del contrato y si Alemania tendría o no derecho a revender el gas a otros estados europeos. Qatar insiste en un compromiso mínimo de 20 años y no quiere permitir que Alemania revenda el gas. Alemania no está dispuesta a asumir ese compromiso. Mientras tanto, Alemania ha comenzado los trabajos de construcción de su primera terminal de importación de GNL, que el gobierno espera que esté lista para recibir su primer cargamento a finales de año. "Tenemos una buena oportunidad de lograr algo que es actualmente imposible en Alemania: construir una terminal de GNL dentro de unos diez meses y conectarla al suministro de gas alemán", dijo Habeck en comentarios sobre el inicio de la construcción de la terminal de Wilhelmshaven en la costa del Mar del Norte.
