Según los resultados de la reunión del FOMC de diciembre, el EUR/USD actualizó su máximo semestral (1,0696), pero no pudo mantener sus posiciones. Durante la sesión asiática del jueves, el precio cayó y comenzó a deslizarse lentamente hasta la base de la sexta cifra. A pesar de la fuerte volatilidad, el par se mantuvo en el mismo nivel, haciendo un pequeño círculo hasta los límites del 7º nivel de precios.
Podemos decir que el banco central de EE. UU. no cumplió con las expectativas de los alcistas, pero tampoco brindó un apoyo claro a los bajistas. La Reserva Federal expresó mensajes tanto agresivos como moderados.
Por un lado, la Fed ralentizó el ritmo de subida de tipos de interés, elevándolo 50 puntos al final de la reunión de diciembre. Por otro lado, se revisó al alza la previsión mediana de la tasa final: se elevó al 5,1%. Recuerde que al final de la reunión de septiembre, el pronóstico puntual también se revisó a 4,6 % (es decir, aquí vemos una tendencia alcista).
El par cayó bruscamente como respuesta a la declaración adjunta, cayendo a la base de la sexta cifra. Pero la postura del presidente de la Fed, Jerome Powell, durante la rueda de prensa no fue precisamente a favor del dólar.
En primer lugar, dijo que la economía estadounidense podría no evitar una recesión el próximo año en medio de una política monetaria más restrictiva. Powell reconoció que la estricta política de la Fed se lo está poniendo difícil a los consumidores, y señaló que "sería aún más difícil si no hiciéramos nada". Sin embargo, hizo hincapié en los efectos secundarios de las políticas agresivas de la Fed, lo que pesa sobre el dólar.
En segundo lugar, Powell dijo que los miembros de la Fed podrían revisar a la baja la previsión de la tasa final, "si seguimos viendo datos débiles de inflación". Según el jefe de la Fed, la política monetaria actual todavía "no es lo suficientemente restrictiva", pero los efectos de su endurecimiento "todavía no se sienten" en la economía estadounidense. Y en ese contexto expresó, en mi opinión, una frase clave, afirmando que el ritmo de subida de tasas ya no es decisivo, y la decisión de subir la tasa "se tomará en cada reunión específica, en función de los datos que vayan llegando".
Es decir, a estas alturas no podemos hablar de un stop final en el 5,1%, a pesar de que la mediana de la previsión de la tasa final se ha revisado al alza. Ahora todo dependerá de la dinámica de los principales indicadores macroeconómicos, principalmente la inflación.
En general, con base en los resultados de la reunión de diciembre, se puede sacar una conclusión inequívoca sobre la postura menos agresiva de Powell. Anteriormente, defendió metódicamente (desde el simposio económico de agosto en Jackson Hole) su posición, que era que el banco central debería frenar la inflación, aceptando la presencia de efectos secundarios. En repetidas ocasiones dijo que los estadounidenses tendrían que soportar un crecimiento económico más lento porque "ese es el triste precio de una inflación más baja".
Pero ahora que los efectos secundarios de la postura agresiva de la Fed han comenzado a mostrarse, y la inflación ha comenzado a disminuir gradualmente (pero de manera constante), Powell ha suavizado su postura. Ató el ritmo del endurecimiento monetario al ritmo de aceleración/desaceleración de la inflación. De hecho, no existe una trayectoria predeterminada para una subida de tipos: las decisiones pertinentes se tomarán de reunión en reunión. El ritmo dependerá de los datos económicos entrantes. Powell ha dicho repetidamente que "lo que necesitamos ver es evidencia clara y convincente de que las presiones inflacionarias están disminuyendo y los precios están bajando": ahora ha comenzado a recibir esa evidencia (índice CPI lento, índice PCE). En consecuencia, el banco central tiene una oportunidad en el contexto de desacelerar el ritmo de endurecimiento de la política monetaria a 25 puntos o revisar a la baja la previsión de la tasa final.
Como vemos, a los alcistas no les gustó su postura. Inmediatamente después de la reunión de la Fed, el índice del dólar estadounidense se derrumbó a su nivel más bajo en seis meses y el rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años cayó por debajo del 3,5 %. Pero el jueves por la mañana, el índice del dólar mostraba una tendencia alcista y el euro bajaba hasta la base de la sexta cifra.
El hecho es que la Fed ha dejado la situación en el limbo. Por un lado, fijó una meta y elevó el listón al 5,1%, por otro lado, vinculó el escenario moderado a la inflación. Y si el índice de precios al consumidor se estanca en el futuro previsible (sin mencionar el crecimiento renovado), la Fed volverá automáticamente al escenario de referencia, lo que implica un aumento de al menos el 5,1%.
Por lo tanto, el resultado de la reunión de diciembre es contradictorio. El miércoles, estos resultados se interpretaron contra el dólar. Pero al final el dólar se mantuvo a flote: ahora todo depende de la dinámica de crecimiento de la inflación estadounidense.