Otro informe de la CFTC confirmó la tendencia a reducir la posición larga acumulada sobre el dólar estadounidense. Durante la semana de referencia se redujo en 4.800 millones hasta los 24.500 millones, el posicionamiento sigue siendo firmemente alcista, pero las ventas masivas durante dos semanas consecutivas pueden indicar que el motor de la fortaleza del dólar está casi agotado y se necesita un nuevo factor para reanudar el crecimiento.
El dólar perdió sobre todo frente al yen japonés, que puede haber tocado fondo en su caída, así como frente al euro, la libra esterlina e, inesperadamente, el dólar australiano.
Puede que esta corrección sea a corto plazo, como reacción al cambio de postura de la Reserva Federal y al débil informe sobre el mercado laboral, y es demasiado pronto para asumir una tendencia a largo plazo, pero una cosa está clara: el dólar necesita algo más para reanudar el crecimiento.
La economía estadounidense se está ralentizando: el crédito al consumo en marzo fue de sólo 6 270 millones, frente a una previsión de 15 000 millones, el índice de confianza del consumidor de la Universidad de Michigan cayó bruscamente de 77,2p a 67,4p, y las expectativas de inflación a 5 años pasaron del 3% al 3,1%. El descenso del gasto de los consumidores se traducirá muy pronto en una caída de los ingresos presupuestarios, ya que la inversión fija de las empresas sin estímulo gubernamental se sitúa en niveles cercanos a cero.
El informe presupuestario mensual es, a primera vista, positivo: el superávit previsto en abril era de 208.000 millones, 32.000 millones más que en abril del año pasado. Sin embargo, abril es el mes en que los impuestos entran en el presupuesto, por lo que los datos de abril no son informativos. El otro dato importante es que los pagos de intereses de la deuda pública aumentaron en 150.000 millones a lo largo del año. Los intereses de la deuda pública aumentaron en 514.200 millones de euros, lo que representa el 72,4% de todo el crecimiento del gasto. Los elevados tipos de interés, junto con el rápido crecimiento de la deuda pública, exigen cada vez más dinero para hacer frente al servicio de la misma, y este proceso se está acelerando claramente.
Si los tipos se mantienen altos debido al retorno de la amenaza de la inflación, los costes de intereses del gobierno inevitablemente aumentarán aún más. La única forma de superar este difícil periodo sin pérdidas es aumentar los ingresos presupuestarios, lo que será imposible con una economía en desaceleración.
De ahí la pausa en el fortalecimiento previsto del dólar. Si la economía estadounidense muestra un crecimiento constante en los próximos meses, se producirá un aumento de los ingresos, lo que, a su vez, permitirá mantener altos los rendimientos y comprar la amenaza de que vuelva la inflación. En este caso, el dólar seguirá subiendo frente a la mayoría de las divisas mundiales. Sin embargo, si se confirma la ralentización económica, aumentará la necesidad de relajar las condiciones financieras, y la tarea a la que se enfrenta la Reserva Federal será más difícil, ya que no podrá recortar los tipos sin la confirmación de una ralentización de la inflación.
Hasta que no haya claridad sobre esta cuestión, el dólar no podrá reanudar su crecimiento y seguirá bajo presión. El miércoles se publicará el informe de inflación de abril, y se prevé que la inflación subyacente se desacelere del 3,8% interanual al 3,6% interanual. Si se confirma la previsión, aumentará la probabilidad de que la Fed aplique dos recortes de tipos este año, lo que debilitará aún más al dólar.