Hay cambios tectónicos en los mercados mundiales. El índice S&P cerró el viernes casi un 2% a la baja, los bonos del Tesoro estadounidense siguieron perdiendo rendimientos a medida que el mercado asume una trayectoria más pronunciada de los recortes de las tasas de la Fed. El dólar se fortaleció frente a las divisas de las materias primas, pero retrocede frente al euro y, sobre todo, frente al yen.
El Nikkei japonés cayó con fuerza (por segunda sesión consecutiva) ante las expectativas de un nuevo endurecimiento de la política monetaria del Banco de Japón y la consiguiente subida del yen.
El mercado laboral estadounidense se ralentiza más rápido de lo previsto. Las nóminas no agrícolas aumentaron en 11.114.000, por debajo de las previsiones de 175.000. Los dos meses anteriores se revisaron a la baja en 29.000. La tasa de desempleo subió del 4,1% al 4,3%, muy por encima de las previsiones. El fantasma de la recesión está claramente en el aire.
Los ingresos medios por hora subieron un 0,2%, por debajo de la previsión del 0,3%, lo que se espera que reduzca las presiones inflacionistas. El rendimiento de los bonos TIPS a 5 años protegidos contra la inflación cayó al 1,89%, el más bajo desde diciembre de 2020, con las empresas preparándose para la recesión, la caída de los ingresos reales y una menor inflación.
La huida del riesgo se ve apuntalada por otra serie de indicadores, el ISM manufacturero cayó en agosto de 48,5p a 46,8p, mientras que se esperaba una pequeña subida, el subíndice de empleo cayó a 43,4p.
Estos datos sirvieron de base para reevaluar la trayectoria de recorte de las tasas de la Fed. Citi y JP Morgan prevén un recorte de 50 puntos básicos en la reunión de septiembre del FOMC, los futuros ven casi un 100% de posibilidades de un recorte de 25p en septiembre y de 50p en noviembre, en total el mercado prevé recortes de 116p este año.
Los rendimientos han caído bruscamente, y los UST a 10 años alcanzaron el 3,73% el lunes por la mañana, el nivel más bajo en más de un año. La caída de los rendimientos ha hecho olvidar a los inversores que el dólar es una divisa defensiva, el yen sigue fortaleciéndose con fuerza y el mercado de criptomonedas ha sufrido una brusca caída de su capitalización.
El precio del petróleo cayó a mínimos de enero debido a la preocupación por la demanda en EE.UU. y China, como demuestran las débiles lecturas del PMI. La OPEP+ prevé aumentar la producción a partir del próximo trimestre, aunque los miembros del cártel podrían intentar retrasar el incremento de la oferta hasta que mejore la demanda.
La situación no parece demasiado positiva para el dólar. Los mercados afrontaron la reunión del FOMC con la hipótesis de que el Comité confirmaría la trayectoria prevista de recortes de las tasas, posiblemente con algunos ajustes. Sin embargo, la debilidad del ISM y, de hecho, el fracaso del informe sobre el mercado laboral provocaron que la trayectoria bajista no sólo se revisara, sino que cambiara a favor de una caída más pronunciada. En el aire se respira una casi recesión, lo que significa que el dólar sólo tiene una oportunidad para empezar a fortalecerse: una huida mundial del riesgo. Aunque el mercado no está convencido de tal escenario, el informe ISM de servicios de hoy podría calmar un poco los mercados o, por el contrario, aumentar aún más el pánico. Por ahora, la hipótesis es que el dólar seguirá debilitándose.