Al cierre de la sesión regular de ayer, los índices bursátiles estadounidenses terminaron con una fuerte alza. El S&P 500 subió un 9,52%, mientras que el Nasdaq 100 se disparó un 12,15%. El Dow Jones Industrial Average se fortaleció un 8,57%.
Después de cinco días agónicos en los que la guerra comercial de Donald Trump entre Estados Unidos y el resto del mundo sacudió los mercados de acciones y bonos a nivel global, el líder estadounidense dio marcha atrás y alejó al sistema financiero del borde del abismo.
El índice S&P 500 se disparó casi un 10%, y el Nasdaq Composite alcanzó su mayor subida desde 2001. Los bonos del Tesoro a corto plazo cayeron, anulando su anterior repunte, ya que los inversores redujeron sus expectativas de recortes de tasas de interés. El dólar subió frente a monedas refugio.
La volatilidad en los mercados fue sin precedentes. El índice VIX —conocido como el indicador del miedo de Wall Street— tuvo la mayor caída de su historia, mientras que los bonos del Tesoro nunca habían mostrado fluctuaciones tan grandes. La repentina demanda de activos de riesgo fue provocada por el propio Trump el miércoles, quien de manera inesperada anunció una suspensión de 90 días a los aranceles punitivos que había impuesto a decenas de países.
Antes del giro de Trump, las ventas masivas habían provocado que las pérdidas en acciones a nivel mundial superaran los 10 billones de dólares, y los rendimientos de los bonos en países desarrollados —desde EE.UU. hasta el Reino Unido y Australia— subieran drásticamente, ya que los inversores se deshacían de ellos frenéticamente para pasarse al efectivo.
Según los expertos, este tipo de cambios normalmente solo se observan en crisis como el inicio de la pandemia en 2020 o durante las convulsiones que estallaron cuando Bear Stearns o Lehman Brothers fueron derribados por el colapso del mercado inmobiliario en EE.UU. en 2008. En este caso, sin embargo, fue el resultado de un presidente estadounidense impredecible que intenta reescribir unilateralmente las reglas del comercio mundial. Esto minó la confianza de los inversores y los hizo preocuparse por su futuro.
Las últimas medidas pusieron fin a una semana de turbulencias que comenzó cuando Trump sacudió al mundo al anunciar los aranceles más altos en EE.UU. en un siglo, afirmando que eso devolvería los empleos manufactureros que se habían trasladado al extranjero durante las últimas décadas.
Cabe destacar que el presidente de EE.UU. y los miembros de su administración inicialmente desestimaron la reacción del mercado bursátil después de la fuerte caída de los precios la semana pasada, lo que provocó el descontento de los inversores. Pero esta semana, cuando las pérdidas en los mercados financieros globales siguieron aumentando, comenzó el cambio, ya que los inversores se deshicieron de bonos del Tesoro y otros activos públicos, lo que condujo al mayor aumento en los rendimientos de los bonos del Tesoro a 30 años desde el inicio de la pandemia. Esto amenazaba con dar otro golpe a la economía mundial, al aumentar el costo de todo tipo de créditos. Al parecer, la administración de Trump comprendió que el futuro de la economía mundial —y también el de EE.UU.— no depende únicamente de ellos.
En cuanto al panorama técnico del S&P 500, el índice se ha recuperado. La tarea principal de los compradores hoy será superar la resistencia más cercana en $5444. Esto ayudará a continuar el crecimiento y abrirá la posibilidad de un salto hacia el nuevo nivel de $5483. No menos prioritaria será la tarea de controlar el nivel de $5520, lo que reforzará la posición de los compradores. En caso de un retroceso debido a una disminución en el apetito por el riesgo, los compradores deberán hacerse notar en la zona de $5399. Una ruptura allí podría llevar rápidamente el instrumento de negociación de vuelta a $5356 y abrir el camino hacia $5318.
