El peso mexicano se apreció, superando los 20.2 por USD, recuperándose de un mínimo de casi un mes de 20.47 el 31 de marzo. Esta recuperación se puede atribuir a la relativa exclusión de México de los aranceles recíprocos más estrictos implementados por Estados Unidos. A diferencia de otras naciones afectadas por un arancel general del 10% sobre bienes importados introducido bajo la política comercial "Liberation Day" de EE.UU., México experimentó un impacto mínimo. La presidenta Claudia Sheinbaum enfatizó que México se abstendrá de imponer aranceles de represalia a EE.UU., mejorando aún más la posición del peso. Esta postura preferencial, junto con acuerdos comerciales ventajosos y conversaciones sostenidas con socios cruciales como Canadá, ha fortalecido la confianza de los inversionistas en la moneda. Además, a medida que las presiones globales han debilitado al dólar estadounidense, las monedas de los mercados emergentes, incluido el peso, han ganado atractivo, contribuyendo a su recuperación en medio de estrategias comerciales en evolución y condiciones económicas internas estables.