El Banco de Rusia redujo recientemente su tasa de interés clave en 100 puntos básicos para alcanzar el 20.00% a partir del 6 de junio. Esta decisión fue influenciada por una disminución continua de las presiones inflacionarias, incluidos los indicadores de inflación subyacente. Al 2 de junio, la inflación se había desacelerado al 9.8% interanual, con indicadores subyacentes fluctuando entre el 5.5% y el 7.5%. La desaceleración observada en el crecimiento de los precios al consumidor, particularmente en los productos no alimentarios, se puede atribuir a estrictas medidas de política monetaria y al fortalecimiento del rublo. Sin embargo, las tasas de inflación para alimentos y servicios permanecen elevadas, y las expectativas de inflación, especialmente dentro de los hogares, siguen siendo bastante altas. A pesar de que el mercado laboral sigue siendo restringido, los primeros indicios sugieren que las escaseces laborales están comenzando a disminuir y el crecimiento salarial se está moderando. La actividad crediticia continúa siendo débil, con los hogares manteniendo una tendencia a ahorrar. El Banco ha advertido que los riesgos de inflación actualmente superan las tendencias desinflacionarias y señaló el posible impacto de ajustes fiscales o choques externos. Indicó que las condiciones monetarias estrictas se mantendrán durante un período prolongado para lograr el objetivo de inflación del 4% para el año 2026.