El rendimiento del bono a 10 años del Reino Unido ha disminuido ligeramente, situándose en 4.59%, mientras las expectativas del mercado se inclinan hacia un posible recorte de tasas por parte del Banco de Inglaterra en agosto, a pesar de que la inflación sigue siendo superior al 3%. Indicadores económicos recientes han mostrado señales de debilitamiento, con el PIB contrayéndose un 0.1% en mayo tras una caída del 0.3% en abril, lo que aumenta las preocupaciones sobre una contracción en el segundo trimestre. Los sectores de manufactura y construcción han experimentado descensos significativos en la producción. Esta desaceleración económica sigue a los aumentos de impuestos implementados en abril y a las disrupciones en el mercado global provocadas por los aranceles del Presidente de EE. UU., Trump, que incluyeron un gravamen del 10% sobre las exportaciones del Reino Unido. Aunque el Reino Unido ha logrado asegurar un acuerdo comercial con Estados Unidos, los desafíos económicos internos persisten. El Banco de Inglaterra ya ha reducido las tasas del 5.25% al 4.25% en el último año, y las condiciones actuales del mercado sugieren una probabilidad del 80% de otro recorte de tasas en agosto. El Gobernador del BOE, Andrew Bailey, ha indicado que adoptará un enfoque gradual para flexibilizar la política monetaria, aunque se mantiene cauteloso respecto al momento preciso de futuros ajustes.