El lunes, el dólar neozelandés disminuyó a aproximadamente $0,599, acercándose a un mínimo de tres semanas, mientras continuaba su descenso desde la última sesión de mercado. Esta caída fue impulsada por renovadas preocupaciones sobre una posible guerra comercial global tras nuevas amenazas de aranceles por parte de los Estados Unidos. El presidente Trump anunció la imposición de un arancel del 30% sobre bienes de la Unión Europea y México, programado para comenzar el 1 de agosto, y advirtió sobre aranceles adicionales a otras naciones, instando a estos socios comerciales a regresar a la mesa de negociación. En el frente interno, el Banco de la Reserva de Nueva Zelanda mantuvo su tasa de interés en 3.25% la semana pasada, lo cual era esperado. Sin embargo, el banco indicó que podría considerar un recorte de tasas en agosto si la situación económica lo requiere. La especulación actual del mercado sugiere una probabilidad del 65% de una reducción de 25 puntos básicos el próximo mes, con casi una posibilidad igual de una disminución adicional a 2.75%. Esta perspectiva moderada surge en medio de continuos datos económicos débiles, particularmente la persistente contracción en el sector de servicios de Nueva Zelanda en junio, agravada por una confianza del consumidor débil, costos de vida elevados y una incertidumbre prevaleciente. Además, los participantes del mercado están monitoreando de cerca los datos comerciales chinos para obtener información sobre las repercusiones de los aranceles de EE. UU. y cualquier actividad comercial preventiva, dada la robusta relación comercial entre Nueva Zelanda y China.