El peso mexicano se estabilizó alrededor de 18.55 por dólar estadounidense, deteniendo su avance después de alcanzar un máximo de un año de 18.537 el 23 de julio. Esto ocurrió mientras el dólar estadounidense se recuperaba parcialmente de su mínimo de dos semanas. El renovado optimismo con respecto a las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y la Unión Europea y los sólidos datos de solicitudes de subsidio de desempleo contribuyeron a la recuperación del dólar, reduciendo las expectativas de un relajamiento inmediato por parte de la Reserva Federal. A nivel nacional, sin embargo, la inflación subyacente a mediados de mes se disparó al 4.25%, el nivel más alto desde mayo de 2024. Esta persistente presión inflacionaria disminuye la probabilidad de un recorte de tasas de interés a corto plazo por parte de Banxico.