El jueves, los futuros del crudo WTI se dispararon un 2.1%, cerrando a $64 por barril, alcanzando un máximo de una semana y poniendo fin a una caída de dos días. Este incremento fue impulsado principalmente por tensiones geopolíticas y la anticipación de una posible reducción de la tasa de interés en EE.UU. el próximo mes que podría aumentar la demanda de petróleo. El repunte de precios fue provocado después de que el Presidente Trump advirtiera sobre "consecuencias severas" si sus discusiones con el Presidente ruso Putin acerca de Ucrania no tenían éxito, inyectando una prima de riesgo debido a la posición de Rusia como el segundo mayor productor de crudo a nivel mundial. La perspectiva de un recorte de tasas por parte de la Reserva Federal en septiembre, respaldada por datos de inflación al consumidor más débiles y cifras de empleo decepcionantes, también contribuyó a las ganancias de precios, a pesar de los datos más fuertes del índice de precios al productor de EE.UU. que indican presiones inflacionarias persistentes. El sentimiento del mercado también se vio alentado por la posibilidad de relajar las sanciones a Moscú, lo que podría resultar en un aumento de las exportaciones de petróleo ruso. Mientras tanto, Noruega anunció que las inversiones en petróleo y gas alcanzarían su máximo este año antes de comenzar a declinar, y México informó sobre el arresto del ex-CEO de Pemex Carlos Treviño en EE.UU. bajo acusaciones de corrupción.