El banco central ruso optó por mantener su tasa de interés clave por cuarta reunión consecutiva, citando presiones inflacionarias persistentes y una demanda doméstica robusta. Sin embargo, indicó que un aumento de la tasa podría ser inminente en la próxima reunión.
Presidido por la Gobernadora Elvira Nabiullina, la junta de directores del Banco de Rusia mantuvo la tasa clave en 16.00 por ciento. La próxima revisión de la política está programada para el 26 de julio.
La junta subrayó la necesidad de mantener condiciones monetarias estrictas para devolver la inflación a su nivel objetivo para 2025, con el objetivo de estabilizarla alrededor del 4 por ciento.
Liam Peach, economista de Capital Economics, comentó, "Las cifras de inflación de junio probablemente serán clave para determinar si hay un aumento de la tasa en julio. Con fuertes presiones sobre los precios que se espera continúen por un tiempo, creemos que un aumento de 100 puntos básicos hasta el 17.00 por ciento es altamente probable".
Estadísticas oficiales recientes mostraron que la inflación de los precios al consumidor en Rusia aumentó al 8.1 por ciento en mayo, frente al 7.8 por ciento en abril.
El banco central señaló que la inflación se había estabilizado, permaneciendo cerca de los niveles observados en el primer trimestre del año. En abril, el crecimiento anual ajustado estacionalmente de los precios fue del 5.8 por ciento en términos anualizados, un ligero aumento desde el promedio del 5.7 por ciento en el primer trimestre. La inflación subyacente, que excluye los artículos volátiles, también aumentó al 8.3 por ciento.
La declaración del banco destacó que el crecimiento de la demanda doméstica continúa superando la capacidad de suministro de bienes y servicios.
En el primer trimestre, la economía rusa mostró un fuerte crecimiento, impulsado por el aumento de los ingresos de los hogares, una actitud positiva de los consumidores, y una inversión empresarial considerable.
Sin embargo, esta rápida expansión económica se ha desviado de una trayectoria de crecimiento equilibrada, exacerbando problemas como la escasez de mano de obra y tasas de desempleo históricamente bajas, según el banco.
El Banco de Rusia también abordó los próximos cambios en la política fiscal, señalando que mayores gastos presupuestarios en los próximos años se financiarán con un aumento de los ingresos del presupuesto consolidado. Esto se alinea con la normalización de la política fiscal planeada para 2025 y se espera que tenga un impacto neutral sobre la inflación.
