El peso mexicano se ha apreciado recientemente a aproximadamente 18.81 por USD, alcanzando un máximo de diez meses. Esta mejora se puede atribuir a varios factores, incluidos la disminución de las tensiones geopolíticas, las indicaciones dovish de la Reserva Federal y la solidez de los fundamentos económicos internos. Aunque hubo un leve aumento en el desempleo al 2.7% en mayo, el mercado laboral sigue siendo excepcionalmente ajustado, lo que continúa apoyando el gasto del consumidor y manteniendo los niveles de ingresos. Este entorno persiste incluso cuando el PIB experimentó una ligera contracción en el primer trimestre, reforzando el enfoque cautelosamente acomodaticio de Banxico y manteniendo la atractividad de los flujos de carry trade. Banxico implementó una muy esperada reducción de las tasas de interés de 50 puntos base, llevando las tasas al 8%. Esta decisión se tomó a pesar de una tasa de inflación general del 4.51%, lo que ha resultado en un estrechamiento de los diferenciales de tasas de interés nominales mientras se mantienen los rendimientos reales y se mitiga la volatilidad al vincular futuras reducciones de tasas a los próximos datos económicos. En el frente internacional, los avances en las discusiones comerciales entre EE.UU. y China, particularmente respecto a las exportaciones de tierras raras, junto con las críticas continuas del presidente Trump a la Reserva Federal, han fortalecido la anticipación de recortes en las tasas de interés de EE.UU. Esto ha debilitado al dólar, brindando un apoyo adicional al peso.