El índice MOEX Rusia cayó por debajo de la marca de 2,800 hacia finales de septiembre, reflejando una presión generalizada sobre los activos rusos debido a un panorama económico negativo para el país. Estados Unidos ha instado a las naciones del G7 a fortalecer las sanciones contra Rusia en respuesta a su invasión de Ucrania y recientes violaciones del espacio aéreo sobre territorios de la OTAN. Esto ha llevado a Bruselas a sugerir sanciones más severas, dirigidas al petróleo y a las instituciones financieras rusas, junto con la posibilidad de una prohibición total del GNL ruso. Estos desarrollos han intensificado los efectos adversos de los bajos precios del gas natural en los principales productores rusos, con las acciones de Gazprom rondando un mínimo histórico de 120 RUB por acción. Simultáneamente, las sanciones plantean una amenaza al dirigirse a los petroleros y las naciones que aún compran petróleo y combustible ruso, lo que ha llevado a pérdidas significativas para empresas como Lukoil y Rosneft desde el comienzo del año. La presión generalizada sobre el sector corporativo ruso se ve agravada por las proyecciones de que el Banco Central de Rusia podría haber concluido su ciclo de recortes en las tasas de interés, ya que el aumento de los impuestos en el nuevo presupuesto de Rusia podría desencadenar un resurgimiento de la inflación.